Desnudo yo. Abrí mis ojos, mis labios, mi vida. Transité por el estrecho pasaje de la sinceridad. Desnudo tú, abriste la puerta comprendiendo todo, me abrazaste con tus ojos, levantaste los brazos y tomaste parte de mí.
Es en esta desnudez donde no se camina solo.
Recuerdo cuando volviste del viaje, solo entonces supimos que habías estado ausente. Un abrazo bastó para que la nostalgia se asomara de golpe, pudimos ver el espacio que aparece cuando uno se va. Descubrimos que el tiempo lo maneja el cariño y que los sucesos de todo un año se pueden resumir en una noche de plática, fue esa misma noche que decidimos romper todos los pasajes de retorno.
